lunes, 13 de enero de 2003

Vientos del pueblo

Pocas capitales afrontan el nuevo año con retos tan importantes como la nuestra. El impulso determinante a proyectos claves como el aeropuerto o el AVE y la creación de nuevos centros económicos como el Palacio de Congresos, el Parque Científico Tecnológico o la Ciudad del Transporte constribuirán, sin dudas, a aumentar la pujanza de la ciudad.
Sin embargo, el mayor reto que tiene delante Albacete es el de redefinir su propia apariencia para adaptarse a necesidades hoy incipientes pero ineludibles en un futuro próximo. Se impone, así, la idea de una urbe moderna, abierta a nuevas concepciones urbanísticas y preparada para su definitiva explosión demográfica.
La recuperación de espacios hasta ahora perdidos, tal es el caso de la Circunvalación, La Pulgosa y la Fábrica de Harinas, demuestran no sólo la envergadura de la tarea sino la urgencia de estar preparados para el cambio.
A nadie escapa que el proceso de transferencias a la región exigirá servicios hasta ahora inexistentes, entre ellos los que habrá de dar a luz la Facultad de Medicina; o que fenómenos ya en marcha como la inmigración, el envejecimiento poblacional, el descenso de universitarios o la incapacidad para atender a nuestros menores, requerirán de otra sensibilidad, por no hablar de más dotaciones.
La oportunidad, asimismo, exige planteamientos cuanto menos originales para hacer que las nuevas zonas de expansión urbanística, mal concebidas como simples áreas de residencia, participen activiamente en el desarrollo económico de la ciudad y no limiten su crecimiento.Pieza básica de esa silenciosa revolución habrá de ser el diseño de una amplia y ancha red viaria, preparada para soportar mayor volumen circulatarorio del extrarradio, y el fomento de medios de transporte alternativos, como el carril bici
.Todo ello, por supuesto, tendrá que ir unido a una gestión medioambiental más comprometida, como anticipa la creación del llamado cinturón verde, el centro de tratamiento de resíduos sólidos y el futuro Jardín Botánico.La cita precisa de imaginación, valentía y diálogo.
La ciudad que queremos debe nacer de un gran pacto social, político y empresarial para que cada barrio, cada calle, sean fiel reflejo de esa gran empresa colectiva que ahora acometemos.

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