lunes, 5 de enero de 2009

Las Lolas y los Lalos

No son tiempos para la poesía. La crisis agota la “actualidad” informativa y la intelectualidad utópica y combativa –risas- se conforma con sus tertulias de gallinero. Dirán que muerto el perro, muerta la rabia. Sin parias que la defiendan y que la trabajen, la civilización se nos va pudriendo en los museos. Con razón.

Comienza un año nuevo y la debacle filantrópica se compensa y acalla con cuatro modismos. Acaso, el más mono y novísimo sea el del lenguaje no sexista. Que no es lo mismo decir hombre que ser humano. Ni solicitantes que personas demandantes. Ni funcionarios que funcionariado. Ni estudiantes, siquiera. Basta con escribir las alumnas y los alumnos, con el único requisito de que el masculino vaya siempre al final ¡Están bonicas las letras para que ciertas y ciertos progresistas de salón las colmen con sus adefesios!

El 43,1 por ciento de la españolas y de los españoles no lee nunca o casi nunca y de las cuatro monas/os restantes, una tercera parte no pasa de las cuatro obras anuales –mejor no decir cuáles-. Además, según las últimas estadísticas, nuestra patria sigue por debajo de la barrera que la UNESCO califica de “subdesarrollada” en cuanto a lectura de prensa.
Será causa o consecuencia de dicha tendencia que desde hace unos años hayan proliferado a lo largo y ancho de la geografía nacional mil y una Libretas de Estilística diseñadas -con rentas públicas, claro- para aleccionar en comunicación y en escritura no sexista a las compañeras y los compañeros de la actividad periodística.

La suma de propuestas que atesoran es tan variada y enriquecedora que transcribo, como recapitulación –y eludo, con un par, los errores gramaticales y ortográficos de mayor bulto-, las sugerencias de cierta Institución autonómica de la Mujer:

“Asociación de vecinos o vecinas”. “Se convocan subvenciones para la infancia, mayores, juventud y mujeres”. “Estudiantes asistirán a la manifestación” –cuidado con el artículo machista-. “La/el trabajadora/or”.

Lo dicho. No es tiempo para la poesía. Lo mejor, por el momento, es aguardar a que pasen estas iluminaciones políticamente correctas. Otra opción, dicho con palabras de mi pueblo, es mandar a todas y a todos al pijo, que también puede conjugarse en femenino.

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