lunes, 20 de enero de 2003

Que llueva café

Apostaba Zapatero en su mitin de Guadalajara por devolver la política a los españoles. Denunciaba, con razón, el intento sistemático (o del sistema) de apartar a los ciudadanos de los foros de participación democrática con el único y tenebroso fin de reducirlos a la condición de simples electores.
Pedía, por ello, que junto al consabido voto comenzáramos a exigir a partir de ahora a alcades, diputados y ministros esa parcela de poder a la que un día dócilmente renunciamos, quién sabe si en plena emisión de "Gran Hermano", "Operación Triunfo" o los Telediarios de La Primera.
Manuel Pérez Castell tenía ocasión en tiempo reciente de anunciar a bombo y platillo las últimas iniciativas "solidarias" y "participativas" de su gabinete. Presumía, con o sin motivo, de haber convertido nuestro Consistorio en ese Porto Alegre europeo y divertido al que tanto aspiran los escépticos de la maquinaria institucional.
Sin embargo, y no es por estropearle el discurso a nuestro munícipe por antonomasia -que diría Cuerda- se me antoja lejana la hora en que los albaceteños podamos decir de verdad, con voz clara e independiente, qué es lo que queremos.
Da a veces la impresión -sólo la impresión- de que nuestros barrios fueran esas urbanizaciones tan monas de prefabricados que cualquiera puede traerse ya hechos y montados de fuera. El peligro del maná, igual que los proyectos que ahora se nos presentan, es que dejen de brotar porque a la deidad de turno no se le han hecho las reverencias necesarias o porque se le han pedido cuentas de dónde, cómo y cuándo va a dejar caer tan preciado elemento.
En estos casos -diría Zapatero- hay que exigir un debate público y abierto a nuestros políticos. Y no es que dudemos de las intenciones de estos, o en el peor de los casos, que no nos los creamos, es que queremos y tenemos derecho a conocerlas.
Nadie en sus cabales espantaría las nubes cuando el campo hace años que está yermo pero no estaría de más que alguien invitara a los ciudadanos a explicar sinceramente si necesitan un Jardín Botánico o un Parque Científico y Tecnológico, o, cuando menos, a realizar sugerencias sobre cómo llevar a cabo estos proyectos, a mi juicio interesantes.
Para contestar a si queremos más aparcamientos y más jardines nos sobran desde hace tiempo las respuestas. Yo, por el momento, tomaré la palabra a Zapatero y empezaré a ejercitar algo que tanto pedía en Guadalajara: espíritu crítico.

No hay comentarios:

Colaboraciones