viernes, 22 de octubre de 2010

Redes para el cambio: de la nube TIC al barro

Tordehumos (Valladolid)
La idea de una sociedad más dinámica, más próspera y más justa ha sido siempre el pilar ético sobre el que se han asentado y justificado revoluciones como la que hoy se está desarrollando en el marco de las nuevas tecnologías.
Estos días, sin embargo, el discurso que a pie de calle y a golpe de tuit parece acompañar mayoritariamente a cada nuevo invento, a cada nuevo avance producido en el seno de dicha revolución, es el de quienes se muestran más deslumbrados por la innovación en sí misma que por sus verdaderas aplicaciones humanas.
Esa concepción lúdica del progreso, aunque relativamente necesaria, suele obviar que fuera de nuestro hogar digital y de nuestra tecnificada oficina de Hong Kong o de Nueva York las transformaciones sociales no se miden, por el momento, en  número de blogs, dispositivos móviles o aplicaciones electrónicas disponibles.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La próxima revolución democrática


Uno de los debates más intensos y, quizá, menos conocidos de cuantos se desarrollan actualmente en Internet es el que se refiere al desarrollo de nuevos modelos de Gobierno basados en el potencial de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
En esencia, la cuestión sobre la que deliberan miles de usuarios de todo el mundo es cómo hacer que, gracias a herramientas y fenómenos como las redes sociales, nuestras administraciones e instituciones sean cada vez más eficaces, más cercanas y más permeables a las inquietudes de losciudadanos.
Hasta ahora, todas las discusiones al respecto han coincidido en adjudicar la principal tarea a responsables y representantes públicos. La verdadera voluntad política y capacidad de estos para organizar esfuerzos son considerados, de esa forma, fundamentales para el desarrollo en las próximas dos décadas del llamado Gobierno Abierto

martes, 7 de septiembre de 2010

Nuevo lenguaje de Gobierno. El post público

EC Audiovisual Services
Uno de los lamentos más habituales de la Comunicación Pública es, con diferencia, la baja participación de los usuarios. Foros, blogs y encuestas languidecen en la web oficial mientras fuera, en el inmenso océano cibernético que se extiende más allá de la Administración, fluyen alegremente las recomendaciones, los comentarios y las opiniones.

En cierta forma, es difícil no asumir la responsabilidad del naufragio. Cuando políticos y gestores institucionales han decido confiar al fin en Internet, después de años de no pocos recelos, los ciudadanos han optado en el último momento por dejarnos a solas con nuestros indicadores, con todo el banquete ya pagado y con las caras aún estupefactas del Consejo de Dirección.

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viernes, 13 de agosto de 2010

Gobierno digital y redes sociales

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El anuncio del primer ministro David Cameron de suprimir el 75 por ciento de los portales públicos del Reino Unido ha abierto un nuevo frente de batalla en la Red. 


Para algunos, la medida forma parte de un proceso lógico destinado a racionalizar la presencia de las instituciones en la Web; otros, sin embargo, temen que con ella, y aprovechando la oleada de recortes en el viejo continente, comiencen a imponerse criterios exclusivamente economicistas y no sociales en el desarrollo del Gobierno y la Administración Electrónica.

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viernes, 9 de julio de 2010

Gov 2.0: color para los portales públicos

Una buena imagen no garantiza, por sí misma, el éxito de ningún proyecto. Pero no hay duda, al menos en Internet, de que un mal diseño o una estructura tediosa y aburrida será la vía más rápida para que nuestro sitio nunca triunfe, por muy notables que sean sus contenidos.

El incumplimiento de este principio, tan obvio como antiguo, es sin embargo el que lastra la proyección de miles de webs públicas de todo el mundo. Más aún: el dibujo lejano, poco sugerente y excesivamente institucionalizado que todavía hoy ofrecen muchos de estos portales constituye una de las principales causas de la desconfianza que separa a ciudadanos y administraciones.

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lunes, 7 de junio de 2010

De la Comunicación Pública al Gobierno 2.0

¿Deben estar los gobiernos en las redes sociales? ¿Es lícito que las instituciones del Estado publiquen comentarios en foros particulares o a través de servicios como, por ejemplo, Facebook? ¿Son los poderes públicos actores necesarios en la Web 2.0?

Estas cuestiones, que de vez en cuando vuelvo a encontrarme en algunos  foros, no tienen una respuesta inmediata. Todo depende, a mi entender, del enfoque con el que se miren y de cuánto profundicemos en un debate aún más complejo y antiguo como es el de las tortuosas relaciones entre poder y ciudadanía.

Recuerdo que hace no tantos años, por ejemplo, la entrada de los gobiernos en las redes sociales –como en cualquier otro canal de comunicación- era comparada casi con una suerte de competición por el control del ciberespacio.

Mi experiencia, hoy, es bien distinta. La percepción de esa presencia ha cambiado y el debate ha dejado de girar en torno a los supuestos límites que los poderes públicos deben o no respetar para centrarse en el papel que estos tienen que jugar en Internet.

Con carácter muy general, puede decirse que las discusiones más intensas giran ahora en torno a conceptos de un mayor pragmatismo  como Gobierno Abierto (Open Government) o Democracia digital.

Lo que pretende analizarse, así, es la capacidad y la voluntad de las agencias y organismos oficiales en la Red para:

-       Desarrollar fuentes, formatos y sistemas de datos universales.
-       Facilitar el acceso a sus repositorios.
-       Fomentar la reutilización de las informaciones públicas.
-       Mejorar la eficacia y eficiencia de los recursos públicos.
-       Divulgar productos y servicios de interés general.
-       Favorecer el propio control de sus actuaciones.
-       Estimular la participación ciudadana.
-       Difundir valores y principios democráticos.

En ese sentido, las transformaciones estructurales y organizativas acometidas en los últimos años –sobre todo en el ámibto de la Administración electrónica-, han constituido todo un hito.

El resultado de esa apuesta pública por unos instrumentos de comunicación más profesionales y por nuevos canales de atencion telemática (Internet, telefonía móvil…) avala sin temor, y a mi honesto juicio, la participación de los gobiernos en la Web 2.0.

Es cierto que todavía queda mucho camino por recorrer, sobre todo en el campo de la transparencia, la apertura de fuentes y formatos, la mejora de los contenidos –todavía excesivamente institucionales- o la profesionalización de las distintas RPT.

Pero, y aunque nos parecezca lo contrario, nunca antes los tiempos de gestión y respuesta administrativa se habían reducido tanto ni se habían acercado las informaciones de servicio a un número tan alto y tan variado de ciudadanos –con independencia de su edad o lugar de residencia-.

Son excelentes puntos de partida las convocatorias autonómicas de empleo público que se publicitan ampliamente a través de grupos de Facebook del tipo de oposiciones.de – El portal del opositor-.

Lo son, también, los sistemas de alerta creados por boletines públicos como, por su calidad y versatilidad, el del Diario Oficial de Castilla-La Mancha (a cuyo nacimiento tuve la oportunidad de contribuir).

Pueden subrayarse, asimismo, los partes circulatorios que diariamente emiten agencias y consorcios regionales de transportes –léase el caso del Gobierno de Aragón en Twitter, de la red de Cercanias de Cataluña, del Departamento de Interior vasco o de la EMT de Madrid-.

Estas tres últimas, por ejemplo, son fuentes de las que hoy beben aplicaciones colaborativas de gran valor social como la renombrada Rodalies.info o las recien premiadas en el concurso ciudadano Desafío AbreDatos, esto es, infocarretera.com y misparadas.com

En resumen, entiendo que la presencia de nuestras administraciones en las redes sociales –con la figura propia de Community Managers-, es hoy tan necesaria y positiva como obligada. Nadie que se haya quejado durante todo este tiempo de la falta de atención de los gobiernos hacia las posibilidades de Internet podría justificar ya lo contrario.

Por ello, igual que hace unos años argumentábamos quienes apoyábamos la presencia de periodistas profesionales en las instituciones, lo coherente no es estigmatizar el Social Media público.

En mi opinión, lo que se requiere realmente es mucha más ciudadanía y mucha más participación digital.

viernes, 28 de mayo de 2010

AAPP y Social Media

Vivimos un escenario totalmente nuevo. Las reglas de la comunicación han cambiado: por primera vez en la Historia, la estructura vertical de la Comunicación se ha roto y ahora son los ciudadanos los verdaderos mediadores y productores de la información, en detrimento de los clásicos sistemas de control.

Los gobiernos y las administraciones no han permanecido ajenos a estos cambios y se han visto en la necesidad de buscar nuevas fórmulas de interacción con una ciudadanía acostumbrada, cada vez más, a su nuevo protagonismo...

viernes, 12 de marzo de 2010

La e-Administración española: cuando el camino se hace andando

Hace menos de 10 años, mis padres no sabían lo que era Internet. No tenían ADSL, ni e-mail ni, por supuesto, cuenta en Twitter. El único “gadget” que manejaban orgullosos era un tocadiscos y la mayor ilusión familiar que compartían con sus hijos era, apenas una década antes, tener un video VHS con mando a distancia.

Hoy, mis admirados progenitores consultan su cuenta bancaria a través del ordenador y solicitan cita médica mediante una aplicación telemática creada para la web por cierta comunidad autónoma.

Él lee el periódico deportivo en 1024x768 píxeles. Ella, mira su extracto de puntos en un conocido portal turístico e intercambia con su comunidad de amigos internautas los vídeos que ha grabado previamente con su propio teléfono móvil (recuerdo de sus viajes para jubilados).

Los dos son una buena muestra de la revolución tecnológica que ha experimentado nuestro país en apenas 20 años. Y ellos, sí, ellos (¡gracias por aquel Spectrum 48 Kb del año 1983!) son hoy el argumento que guía este post tan poco convencional sobre la Administración electrónica española.

Sin saberlo, mis padres me han demostrado día tras día que, pese las comprensibles pero no siempre justificadas críticas, los poderes públicos de nuestro país sí creen en las nuevas tecnologías, en el servicio al ciudadano y en el fomento de una verdadera economía del conocimiento.

Resulta curioso que muchas de las personas con la que hablo de estos temas –reconocidos y orgullosos “geeks”- alaben sin prejuicios las innovaciones de tal o cual compañía y, sin embargo, rechacen siempre de plano las innovaciones del #OGov nacional.

Son, en la mayoría de los casos, seguidores apasionados de ipods y de e-books y de todo aquello que lleve una “e-“ por delante. Sin embargo, no han visto en su vida un DNI electrónico, como tampoco han tenido –por suerte para ellos- que sellar su renovación del paro con certificado digital. Cuando han tenido que presentar su Declaración de la Renta, por ejemplo, no han apreciado suficientemente el hito marcado en materia de “e-gestión” por la Agencia Tributaria española.

Son millones y millones los ciudadanos que, a la hora del café (elogio al irrepetible Larra), critican el “ser” de la Administración y la Política española. Pero son los mismos que acuden, mañana tras mañana, a ésta o aquella dependencia municipal para presentar toda clase de solicitudes e ignorando, con su lógico enfado patriótico, que desde hace años esos mismos trámites tienen fácil cumplimentación por vía telemática, desde nuestro propio hogar.

Mis padres, que de esto saben más de lo que creen, hace tiempo que consultan el Boletín Oficial del Estado (BOE) por Internet en busca de alguna que otra oportunidad para sus ingratos hijos. Miran la previsión del tiempo en la web de la Agencia Estatal de Meteorología antes de uno de sus felices viajes y domicilian sus tributos locales gracias a las pasarelas de pago creadas entre ayuntamientos y diputaciones y las diferentes entidades de crédito.

Ellos desconocen que, tras el back-office de éste o aquel despacho “político”, hay miles de personas al servicio de la Res Pública que estudian cómo identificar, simplificar y reducir trámites administrativos, y miles de desarrolladores que crean aplicaciones y páginas oficiales donde tramitar una ayuda a la dependencia, examinar un documento de información espacial o conocer los puntos más peligrosos para el tráfico.

Nada saben de esos anónimos “politicuchos y funcionatas” que hoy, incluso ante la indiferencia de sus compañeros de siglas y de despacho, proponen nuevas ideas, herramientas y reformas legislativas para que la transparencia, honestidad, participación y eficiencia lleguen a nuestros gobiernos de la mano de las TIC.

Pero, a diferencia de mis apasionados amigos “geek”, ellos sí utilizan la e-administración española y se benefician de sus ventajas. Ellos, mis padres, son un ejemplo de cómo marcar a los denostados profesionales públicos los auténticos retos tecnológicos de nuestro país.

Colaboraciones