lunes, 24 de marzo de 2003

El ABC socialista

Nada cuanto conocemos es ajeno a las palabras: lo que somos o lo que fuimos. Se aprehende, razona y describe gracias al lenguaje. Cuanto mejor hablamos mejor pensamos y, a la inversa, cuanto más pobre es nuestro vocabulario más simple es la imagen que nos forjamos del mundo.
Los expertos advierten de la capacidad experesiva y de abstracción de los ciudadanos. Sostienen que al ritmo actual de embrutecimiento los matices acabarán desapareciendo, los significados aparecerán mezclados y las frases, acortadas de forma peligrosa, se transformarán en meras interjecciones. Se supone que, así, ya no perderemos el "bus" y disfrutaremos mejor del "finde". El riego, alertan, es el nacimiento de una nueva mayoría de "analfabetos funcionales" desposeída de toda habilidad crítica y relativamente permeable a los mensajes del poder.
En un universo gramatical como éste, configurado a golpe de mensajes de móvil, nuestros políticos municipales tienen excelentes oportunidades de éxito. Pueden, tramquilamente y como si tal cosa, mezclar lo "violento" (duro) con lo "virulento" (dañino), y dar por "explicitado", licencia no bien digerida en castellano, lo que nunca han podido explicar.
Se me ocurre, por ejemplo, la ausencia de García Guerrero en las listas electorales del PSOE. Las causas de su salida no están claras, sobre todo cuando el actual concejal de Urbanismo pasa por ser la verdadera estrella de la legislatura, aunque me temo que algo de podredumbre lingüística hay detrás del asunto.
Afirmó hace unas semanas el alcalde que la actuación de los nuevos candidatos estará guiada por "la ética ilustrada del desinterés", y que su objetivo será hacer de Albacete "una ciudad accesible a todos y de todos modos". El discurso tiene su lógica: las palabras vacuas sólo pueden conducir a ideas más vagas aún a pesar de que éstas estén hechas para cualquier urbe civilizada del planeta.
Son cosas de las legras. García Guerrero, simplemente, se ha caído del vocabulario socialista. No estará en los próximos cmomicios porque la gramáticas de su partido no admite condiciones ni probabilidades. Lo aseguran los que entienden de esto. El subjuntivo, que permite expresar esas opciones futuras, está condenado a extinguirse y ya nada más nos está reservada una única y difícil disyuntiva de presente: estar con los "buenos" o ser aniquilado junto a los "malos".
El concejal "proscrito" quizá se ha equivocado de bando. Seguro que por hablar de Albacete se ha olvidado de la lucha contra el terrorismo o del ritmo de desaceleración económica, temas que tanto gustan en Ferraz.

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