lunes, 10 de febrero de 2003

Ora et labora

Ora et labora. Reza y no pares de currar. Amanece una nueva jornada a este lado del "viejo" continente donde nada parece haber cambiado, a esta orilla de la "rancia" Europa donde, como cada lunes, millones de ciudadanos se afanan en hacer bueno eso de "el trabajo hace al hombre libre". El lema, ironías del destino, lo colocaron los nazis a las puertas de Auswitz, quién sabe si interpretando una cita bíblica en la que, cosa extraordinaria, el concepto "libertad" deja paso al más patriótico y conveniente "pan nuestro de cada día" (Génesis, 3.19).
No, no se equivoca el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld. Somos un pueblo "viejo" y "rancio", en el mejor de los sentidos. Cientos de guerras, persecuciones políticas, dictaduras, interminables discusiones teológicas y constantes contagios culturales han conseguido que, a fuerza de equivocarnos, los europeos ya no nos asombremos ante nada, ni siquiera ante la existencia de demonios como Sadam Husein, o que dudemos de todo, como las pruebas que torpemente vomita el Pentágono.
En la prehistórica Iberia hace tiempo que inventamos lo del tiranicidio. Juan de Mariana, ya en el siglo XVI, justificó el crimen contra los monarcas que no convocaran Cortes o se apropiaran indebidamente de los bienes de sus vasallos.
Pero aquí nos tienen, con un Gobierno que no explica nada ante el Parlamento, que apoya guerras sin someterse al escrutinio de los diputados y que usa inmoralmente los fondos de los ciudadanos para mercadear con lo que es nuestro: el reajuste de las pensiones por la desviación del IPC.Y, como verán, no nos alborotamos.
Igual que tampoco se rebelan quienes, como cada lunes, se ven condenados a tomar el sol a las puertas de las oficinas de empleo: 230.000 más que hace un año, según la última encuesta de la EPA.
Dijo un manchego ilustre, también de la escolástica española, que la esclavitud era defendible contra quienes, habiendo inflingido graves pérdidas en un conflicto "justo", acababan con sus huesos en las mazmorras del vencedor.
La guerra, la tiranía, el terrorismo... sólo el humor se renueva a este lado del charco donde hoy, por cierto, celebramos la festividad de Santa Escolástica. Una excelente ocasión para que Bush y los suyos aprendan, leyendo a los clásicos, que ese cuento de la guerra, además de conocido, se nos antoja ya demasiado "viejo" y "rancio" como para ir pregonándolo.

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